En Semana Santa viajé con mi hijo a África. Le prometí que haríamos un gran viaje este año para celebrar su cumpleaños y pude mantener en secreto el destino hasta que estábamos prácticamente embarcando. Los dos queríamos un viaje de naturaleza y Zimbabwe fue sin duda un cierto.
En esta zona de África hay muchísimos atractivos que visitar. En concreto, en Zimbabwe hay 19 parques nacionales, con una gran riqueza de especies animales salvajes. Finalmente en IEST diseñamos un viaje acorde a nuestros gustos. Dentro de nuestra ruta, destacaría tres paradas fundamentales: las Cataratas Victoria y los parques nacionales de Hwange y Matobo.
Aterrizamos en Johannesburgo, en Sudáfrica, y de ahí nos trasladamos hasta un hotel situado muy cerca de las famosas Cataratas Victoria. El río Zambeze hace de frontera entre Zambia y Zimbabwe y ofrece unas vistas maravillosas. No estuvo nada mal empezar nuestro viaje de esa manera.
No te cansas de admirar este increíble fenómeno de la Naturaleza. Según nos comentaron, cada minuto caen más de 60 millones de litros de agua desde una altura de 100 metros. Es uno de los grandes espectáculo de la naturaleza no sólo de África, sino de todo el mundo.
Desde ahí hay muchas opciones para visitar la zona. En IEST nos dieron la oportunidad de contratar desde paseos en elefante, hasta excursiones en avioneta sobre las cataratas o incluso practicar rafting. Nosotros optamos por realizar un crucero por el río para disfrutar de una bella puesta de sol.
Tras conocer la zona, nos desplazamos hasta el lago Kariba, una parada también muy recomendable de gran belleza y donde habitan especies como elefantes, hipopótamos y cocodrilos. Es el segundo lago artificial más grande del continente y se puede recorrer en canoa para disfrutar de sus vistas.
Nuestro siguiente destino fue el Parque Nacional Hwange, donde nos alojamos en un maravilloso camp al más puro estilo africano, un auténtico campamento en medio de la Naturaleza pero con todo tipo de servicios para los huéspedes. Desde ahí hicimos un safari nocturno en 4×4 para poder admirar los animales que sólo se dejan ver cuando cae el sol.
A continuación nos dirigimos a otro parque, el de Matobo. Aquí hicimos otro safari para disfrutar de la belleza del entorno y de los animales que en él habitan, como los rinocerontes.
Un viaje que sin duda recomendaría y repetiría mañana mismo.
Fernando, Pontevedra