Para celebrar nuestro décimo aniversario de casados, hemos pasado una semanita en Marrakech. Teníamos muchas ganas de conocer esta ciudad y ha cumplido todas nuestras expectativas.
Lo primero que me gustaría destacar es el alojamiento. Esta zona de Marruecos, al ser muy turística, ofrecen una gran variedad de hoteles muy atractivos y cuidados. Nosotros, que dejamos la organización en manos de IEST VIAJES, nos alojamos en el Bérbere Palace y nos encantó. Un lugar perfecto para descansar durante nuestra escapada romántica.
Pero no todo iba a ser relajación y descanso. Durante esta semana hemos pateado Marrakech, visitado los alrededores, hecho rutas en camello y hasta pasado una noche en un campamento en el desierto.
No es muy original decirlo, pero la Ciudad Vieja necesita tiempo y dedicación para conocerla bien sin prisas ni agobios, respirar su ambiente, recorrer la Medina y toda la zona amurallada… Algo que nos llamó la atención fue ver cómo las murallas de adobe van cambiando de color según la hora del día.
La plaza Djemaa el Fna además de ser parada obligatoria es un lugar perfecto para “perderse” entre sus muchos puestos de comida, terrazas, restaurantes, tiendecitas, artistas callejeros… Tiene ambiente a cualquier hora del día y el entretenimiento está asegurado.
A mi marido y a mí nos encanta hacer turismo gastronómica así que Marrakech es una ciudad ideal para practicarlo. Hay una amplísima oferta de restaurantes y cafeterías para todos los bolsillos.
Pasear en camello y, sobre todo, dormir una noche en el desierto, es algo que no debes dejar de hacer si visitas Marruecos.
Nosotros hicimos la ruta de Las Mil Kasbahs. Muy muy recomedable. En Ouarzazate es muchas cosas que visitar, incluidos varios estudios internacionales de cine.
Al final nos animamos hasta llegar a la ciudad pesquera de Essaouira, con un puerto con mucha vida y comida buenísima.
Hemos estado una semana y nos volvemos con ganas de más y con muchas cosas pendientes por visitar. Así tenemos excusa para volver.
Patricia y Fernando, Cádiz